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miércoles, 25 de agosto de 2010

Theodor Mommsen, y la 'monarquía' de Julio César.

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Vais a oir hablar mucho de Theodor Mommsen en este blog y quiero que sepáis quién era este hombre de apariencia tan extraña e ideas tan magníficas, que resisten como pocas el paso del tiempo. Por imposición de nuestro programa vamos a trabajar sobre todo su obra El mundo de los Césares, traducida por Wenceslao Roces y publicada por el Fondo de Cultura Económica, de Méjico.

En 1856 vio la luz la primera edición de su Historia de Roma, en tres gruesos volúmenes, que abarcan "desde los comienzos de Roma" hasta la "instauración de la monarquía militar" con Julio César. Su éxito fue descomunal y con una expresión que puede ser irónica para nosotros, pero que responde a un esfuerzo ciclópeo para quien es capaz de comprenderlo, Wenceslao Roces comenta el evento de la siguiente manera:" Era una obra de juventud, pues Mommsen sólo contaba treinta y nueve años cuando la publicó. Para realizar un empeño de tan vastas proporciones, le bastó el plazo, pasmosamente corto, de seis años ". Era una forma distinta de medir el tiempo, en la que un periodo como el señalado era ciertamente reducido para realizar las investigaciones filológicas, epigráficas e históricas necesarias, que hicieran de su obra un referente obligado para cualquier estudio serio.

Dedicó dos de los tres volúmenes a la Roma primitiva y la República y el tercero y último al imperio. La instauración de la monarquía cesárea, decidida en la batalla de Tapso (triunfo final de los ejércitos de César sobre los Optimates) era para Mommsen la culminación de la historia de la República y la transición a la era augústea de los emperadores romanos.

Un trabajador nato y concienzudo demostró que, partiendo de orígenes humildes, se puede ingresar en el club de los inmortales, usando como vehículo el talento y el esfuerzo. Alguien decía que un 99% del genio era el sudor. Estoy totalmente de acuerdo. El que publicara su gran obra a la temprana edad de 39 años, os debe de hacer pensar que lo que vale la pena cuesta, y que, como afirma el dicho popular, Roma no se hizo en un día. Cada vez que los medios de comunicación os hagan creer que después de los veinte años todo está perdido, pensad en que los grandes hombres, entre ellos Julio César, duplicaban esta edad cuando se hicieron ilustres. Por desgracia los celos y el resentimiento se encargan después de devaluar a estos 'genios' y menospreciar su esfuerzo.

Con frecuencia oiréis decir que César era un dictador o un monarca y, por esta razón, me interesa que conozcáis la opinión de Mommsen, documentada, trabajada y nada superficial:

"Los antiguos reyes de Roma no eran, a pesar de su plenitud de poderes, más que señores de una comunidad libre y protectores del hombre común contra la nobleza; y César, por su parte, no vino a acabar con la libertad, sino a realizarla y, en primer término, a abatir el yugo insoportable de la aristocracia...A la humanidad le cuesta esfuerzos indecibles alumbrar nuevas creaciones, por lo cual tiende a considerar como una herencia sagrada las formas desarrolladas y tradicionales. Por eso Julio César se acogió prudentemente a la tradición de Servio Tulio, al modo como, siglos más tarde, Carlomagno se acogería a la tradición de Julio César y Napoleón intentaría, al menos, apoyarse en la de Carlomagno...".

Más adelante continúa: Es incluso posible aunque no probable precisamente, y desde luego de una importancia secundaria, que tuviese la intención de designar sus poderes, no con el nuevo nombre de imperator, sino abiertamente con el antiguo de rey. Ya en vida suya muchos de sus enemigos y de sus amigos le atribuían el designio de hacerse nombrar expresamente rey de Roma; más aún, alguno de sus apasionados partidarios le incitaron en diversas ocasiones y por diversos caminos a que se ciñese la corona; entre ellos y del modo más ostensible Marco Antonio, quien siendo cónsul le ofreció la diadema real en presencia de todo el pueblo (15 de febrero del año 44). Pero César rechazó siempre, sistemáticamente estas ofertas...Los que opinan que estas invitaciones estaban movidas por él mismo para acostumbrar a la muchedumbre al espectáculo de la diadema real, desconocen en absoluto la formidable fuerza de la oposición ideológica con la que César tenía que contar y a la que aquellos testimonios denegatorios de la legitimidad de su poder personal por parte del propio César vigorizarían necesariamente en vez de acallar..."

"Lo cierto es que, cualquiera que fuese el título definitivo que pensase adoptar, existía ya el señor, el cual procedió inmediatamente a organizar su corte con la pompa obligada y la falta de gusto y la vacuidad obligada también. César no se presentaba ya en público con la toga de los cónsules, ribeteada de púrpura, sino envuelto en una túnica toda púrpura, que era en la antigüedad el traje de los reyes, y recibía la visita solemne del Senado sentado en un sillón de oro y sin levantarse. El calendario romano estaba lleno de fiestas consagradas a él: la del día de su nacimiento, las de los días de su victoria y los de los votos en su honor (...) El estar cerca de él empezó a ser tenido tan en alto, que las casas situadas en el barrio de la ciudad en que vivía el imperator se pusieron por las nubes (...) Fue surgiendo una nobleza monáquica que reunía la curiosa cualidad de ser al mismo tiempo nueva y antigua y respondía a la idea de hacer que la nobleza creada por la monarquía eclipsase a la nobleza oligárquica y que los nobles pasasen a segundo plano ante los patricios. El patriciado seguía existiendo, aunque sin ningún privilegio esencial de clase...pero como no podía abrir las puertas a linajes nuevos, había ido languideciendo poco a poco a lo largo de los siglos:en tiempo de César, sólo se conservaban unos quince o dieciséis linajes patricios. César, que procedía de uno de ellos, hizo que una ley del pueblo autorizase al imperator para crear nuevos linajes patricios; de este modo fundó por oposición a la nobleza republicana la nueva nobleza del patriciado..."

Es evidente que esta maniobra la tenía que pagar como la pagó, con su vida. Como reconoce Kovaliov, el imperio creado por los romanos no podía ser administrado por una nobleza oligárquica ( como hemos visto 15 o 16 familias) de la metrópoli, que además, celosa de sus privilegios se negaba a cualquier concesión a las provincias, como algo tan básico como la ciudadanía (hasta el gobierno de Caracalla no se extendió la ciudadanía a todos los habitantes del imperio, por medio de la Constitutio Antonina del 212). Que las cosas eran así lo prueba el hecho de que, tras el asesinato de Julio César el Idus de Marzo, no se volvió al gobierno de la República oligárquica ( es necesario poner el apellido), sino que se caminó, como afirma Mommsen hacia una forma ya conocida y tradicional, aunque siempre se evitó pronunciar su nombre y los monarcas recibieron el título de Imperator o Caesar. César fue el hombre que protagonizó la transición de uno a otro sistema; desde una visión miope, que estudia al hombre aislado de su contexto, se ha tratado a esta figura histórica como un dictador asimilable a los de nuestra época contemporánea, cuando su significación histórica fue muy diferente, y obras como las de Mommsen lo certifican.


La película de Mankiewicz, un gran espectáculo de masas en torno a la 'reina' Cleopatra, más que la fidelidad histórica, busca revivir a través de la diégesis, estas ideas de que estamos hablando y presentarnos a Julio César y sus sucesores como auténticos monarcas. César aparece junto con su único hijo reconocido, Cesarión, portando, ambiguamente,pues también es hijo de una reina, un cetro en la mano y enseñándole los modales de un monarca.




Propuestas didácticas:

-Analizad el texto de Mommsen y tras reflexionar en torno a él, elaborad un texto breve que recoja vuestra opinión.

-La escasez de tiempo para desarrollar el programa nos impedirá ver películas completas, y sobre todo éstas de larga duración. A ser posible se verá algún fragmento que ilumine nuestras propuestas.

-¿Qué buscaba César al casarse con una reina oriental? ¿Crees que humilló al patriciado romano?. Averigua quién es esta mujer. ¿Cómo se llamaba la mujer romana de César?

-Es curioso que en la película Matar a un ruiseñor, de Robert Mulligan, el personaje principal, el abogado culto en una localidad ignorante, xenofoba y racista, se llama Atticus, y su criada negra Calpurnia. ¿Podrías dar una razón?

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