Habiendo llegado al crepúsculo de su vida, el tartamudo emperador romano Tiberio Claudio César decidide legar a las generaciones futuras cien años de historia de su familia. La Sibila de Cumas vaticina que "cuando haya enmudecido y ya no esté- mil novecientos años, más o menos-, Clau-Clau-Claudio hablará con claridad".
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