Julio César, como ya sabemos, nos ha dejado importantes descripciones del pueblo celta, que los romanos llamaban galo. (Gallia est omnis divisa in partes tres, quarun unam incolunt Belgae,aliam Aquitani, tertiam qui lingua ipsorum Celtae, nostra Galli apellantur). El general fue amigo personal de algunos druidas, entre ellos el heduo Diviciaco. En el libro Vi nos habla de los druidas britannos y su organización:
Todos los druidas están bajo una sola autoridad, a quien ellos guardan el mayor de los respetos. A su muerte, si cualquiera del resto tiene unos méritos sobresalientes, ocupa la plaza vacante; si hay varios con méritos similares, generalmente, los druidas deciden la elección mediante votación, aunque, a veces, , compiten entre ellos. Aquellos que están involucrados en disputas acuden aquí desde todas partes y aceptan las decisiones y los juicios de los druidas.(De bello gallico. VI-XIII(9).
Peter Berresford Ellis. Druidas. El espíritu del mundo celta. Oberon, Grupo Anaya, S.A. págs. 61-62)
Es curiosa toda la mitología de carácter esotérico y mágico que se ha desarrollado en torno a este grupo y a los lugares donde dicen que se reunían. Algunos afortunadamente científicos, como el siguiente.
Como se observa en estos documentos, los misteriors radican en un lugar muy diferente al que los sitúa la imaginación popular.
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