Adrián Goldsworthy recuerda que había un núcleo de distinguidos senadores qwe detestaba a César, muchos de ellos por razones personales además de políticas. Gran parte de este odio era bastante irracional, recordaba su comportamiento popularis como edil y pretor, y aún peor, su turbulento consulado. Para Catón y sus asociados, César era un Catilina que nunca hubiera permitido que su vileza fuera tan abierta. (La figura de Catón ha sido llevada al cine en múltiples ocasiones; en la imagen le vemos, sin túnica y vestido de negro, en la serie de Rome (HBO) , dirigida por John Millius ).
En aquellos tiempos ser acusado de cercanía a los círculos de Lucius Sergius Catilina era lo más peligroso que podía acontecer, pues ya no era sólo una cuestión de sospecha u opinión, el propio Cicerón se había comprometido en la causa contra la 'supuesta' conjuración de este patricio, y había conducido siendo cónsul, personalmente, al patíbulo a sus también 'supuestos' camaradas. Todos se tentaban la ropa en este tema: unos evitaban que se les relacionara con el conjurado, otros iban a impedir a toda costa que se les acusara por la forma en que habían resuelto la cuestión, al margen de la Ley; un asunto espinoso, pues no se celebró juicio contra los supuestos aliados de Catilina.
Simon Baker (antiguo profesor de Estudios Clásicos de Oxford, y actual miembro de la prestigiosa unidad de Historia de la BBC), describe de forma amena este clima: " (...) el mandato de César sufrió un ataque tras otro. Cada vez que un Senador trataba de revocar la Ley y despojarlo del mando, un tribuno vetaba la moción (...) La camarilla de cesaristas, jóvenes, ambiciosos y cada vez más numerosos, creían que César era el más fuerte, que la reforma de la república y de los corruptos y desacreditados senadores era prioritaria(...) Mientras tanto, Catón congregó a los senadores tradicionalistas bajo el lema de la defensa de la Constitución".
A estas circunstancias políticas se añadían rencillas personales, como el carisma de César y la atracción que ejercía sobre las masas y las esposas de los demás, especialmente Servilia, hermanastra de Catón; según Goldsworthy a ningún senador romano le gustaba ver que otro le superara en gloria e influencia, y hubieran alabado las empresas de César si las hubiera llevado a cabo otro; los hombres de las familias de renombre eran educados en la creencia de que merecían ser guías de la República y el prestigio de César les robaba parte de este papel. César pertenecía a una de las familias más ilustres de Roma, pero carecía de recursos económicos; recibió una gran ayuda de Mario, hombre nuevo, que se casó con Julia, hermana de su padre, uniendo a la vez dinero e influencia, pero este general, siete veces dictador, nunca fue bien visto en los círculos restringidos de la urbs.
El pueblo italiano, al que admiro profundamente, tiene la capacidad de desacralizar estas páginas importantes de su historia, como hace Fellini en Roma; pero si hay un film que recoge eficazmente el concepto que esta oligarquía de los optimates tenía del espíritu republicano, es el peplum Publio Cornelio Escipión el Africano, dirigido por Luigi Magni e interpretado por Marcelo Mastroianni y Vittorio Gassman. Catón el Censor, antepasado del contemporáneo de César, es un atento vigilante para que no se corrompan las costumbres republicanas; le preocupa también el prestigio y el carisma del general Escipión el Africano e intenta derribar su fama y combatir su honor y le acusa de malversar fondos públicos; Escipión cansado de la persecución e incapaz de convencer a quien bajo ningún concepto está dispuesto a dejarse convencer, se auto-acusa de ser el más ladrón de la República. Entonces Catón define perfectamente su concepción del espíritu republicano: "Ni más ni menos que los demás, igual".
No nos puede extrañar esta visión del poder, que sigue dándose en nuestros días: cuando no se puede desarmar políticamente a un hombre con carisma, se le arruina moralmente con este tipo de tretas; la mejor forma de prosperar es desenvolverse en la mediocridad. Aconsejamos ver este film, que nos ofrece una de las dos mejores actuaciones de estos dos grandísimos actores.
La balanza se decantaría hacia un lado u otro según la decisión que adoptara Pompeyo, antiguo socio de César. S.I.Kovaliov, relata cuál fue su actitud: " (...) Pompeyo, apoyado por sus secuaces,obligo a los senadores con abiertas amenazas a aprobar una decisión que establecía que César debía transmitir sus poderes cuanto antes al sucesor nombrado y disolver su ejército, so pena de ser declarado, en caso contrario enemigo de la patria . El veto interpuesto por los tribunos del 49, Marco Antonio y Quinto Casio, partidarios de César, hizo aún más tensa la situación y determinó que el 7 de enero el Senado declarara la República en peligro. Pompeyo fue encargado de reclutar tropas en Italia; Antonio y Casio, que fueron insultados por los soldados de Pompeyo, huyeron a Rávena, junto a César, disfrazados de esclavos.
Estas noticias decidieron de una vez a César, que con la XIII legión y tropas auxiliares pasó el Rubicón, río que marcaba el límite entre su provincia e Italia. Pra un mayor entendimiento de este hecho histórico, es necesario saber que el ejército no era permanente en Roma, y que tras cada campaña militar se disolvía. César tenía una gran confianza en la XIII legión, como sabe cualquier estudioso o simple lector de La Guerra de las Galias.
La mayoría de vosotros conocéis a los autores citados, especialmente a Adrian Goldsworthy, por haberlo trabajado durante el curso anterior; también alguno de vosotros conoce a los demás. Este breve relato nos ayudará a comprender lo que traducimos y si es posible a amar la lengua en que se expresaron sus actores. Como veis incorporamos imágenes icónicas cinematográficas que, en su intento de alcanzar el sueño de Frankenstein y dar de nuevo la vida a personas ya desaparecidas, las recrean desde una perspectiva actual; el hombre, incluso cuando adopta la metodología más científica, no puede hacerlo sin dejar rastros de sí mismo.
En el post anterior vimos como Pompeyo llama a los senadores a una reunión y amonesta a los indecisos. Seguimos recreando con César el ambiente que reinaba en la ciudad, en vísperas de la Guerra Civil, cuyas máximas víctimas fueron la población y el soldado desconocido, como siempre, para mayor gloria de sus protagonistas:
Multi undique ex veteribus Pompeii exercitibus spe premiorum atque ordinum evocantur, multi ex duabus legionibus quae sunt traditae a Caesare arcessuntur. Completur urbs militibus, tribunis, centurionibus, evocatis. Omnes amici consulum, necesarii Pompeii atque ii qui veteres inimicitias cum Caesare gerebant in senatum coguntur. Pollicetur L.Piso censor sese iturum ad Caesarem, item L.Roscius praetor, qui de his rebus eum doceant.
Iulius Caesar. De bello civili.Liber I, III (2-4)
Este texto os va a permitir recrear mentalmente el ambiente de preguerra de la ciudad, y repasar cvuestiones lingüísticas que ya conocéis e incorporar otras nuevas. El texto es muy útil para entender algunos valores del ablativo.
Tengo mucha confianza en vosotros, que muchos os ganastéis a pulso durante el curso anterior.¡Mucha suerte!
En aquellos tiempos ser acusado de cercanía a los círculos de Lucius Sergius Catilina era lo más peligroso que podía acontecer, pues ya no era sólo una cuestión de sospecha u opinión, el propio Cicerón se había comprometido en la causa contra la 'supuesta' conjuración de este patricio, y había conducido siendo cónsul, personalmente, al patíbulo a sus también 'supuestos' camaradas. Todos se tentaban la ropa en este tema: unos evitaban que se les relacionara con el conjurado, otros iban a impedir a toda costa que se les acusara por la forma en que habían resuelto la cuestión, al margen de la Ley; un asunto espinoso, pues no se celebró juicio contra los supuestos aliados de Catilina.
Simon Baker (antiguo profesor de Estudios Clásicos de Oxford, y actual miembro de la prestigiosa unidad de Historia de la BBC), describe de forma amena este clima: " (...) el mandato de César sufrió un ataque tras otro. Cada vez que un Senador trataba de revocar la Ley y despojarlo del mando, un tribuno vetaba la moción (...) La camarilla de cesaristas, jóvenes, ambiciosos y cada vez más numerosos, creían que César era el más fuerte, que la reforma de la república y de los corruptos y desacreditados senadores era prioritaria(...) Mientras tanto, Catón congregó a los senadores tradicionalistas bajo el lema de la defensa de la Constitución".
A estas circunstancias políticas se añadían rencillas personales, como el carisma de César y la atracción que ejercía sobre las masas y las esposas de los demás, especialmente Servilia, hermanastra de Catón; según Goldsworthy a ningún senador romano le gustaba ver que otro le superara en gloria e influencia, y hubieran alabado las empresas de César si las hubiera llevado a cabo otro; los hombres de las familias de renombre eran educados en la creencia de que merecían ser guías de la República y el prestigio de César les robaba parte de este papel. César pertenecía a una de las familias más ilustres de Roma, pero carecía de recursos económicos; recibió una gran ayuda de Mario, hombre nuevo, que se casó con Julia, hermana de su padre, uniendo a la vez dinero e influencia, pero este general, siete veces dictador, nunca fue bien visto en los círculos restringidos de la urbs.
El pueblo italiano, al que admiro profundamente, tiene la capacidad de desacralizar estas páginas importantes de su historia, como hace Fellini en Roma; pero si hay un film que recoge eficazmente el concepto que esta oligarquía de los optimates tenía del espíritu republicano, es el peplum Publio Cornelio Escipión el Africano, dirigido por Luigi Magni e interpretado por Marcelo Mastroianni y Vittorio Gassman. Catón el Censor, antepasado del contemporáneo de César, es un atento vigilante para que no se corrompan las costumbres republicanas; le preocupa también el prestigio y el carisma del general Escipión el Africano e intenta derribar su fama y combatir su honor y le acusa de malversar fondos públicos; Escipión cansado de la persecución e incapaz de convencer a quien bajo ningún concepto está dispuesto a dejarse convencer, se auto-acusa de ser el más ladrón de la República. Entonces Catón define perfectamente su concepción del espíritu republicano: "Ni más ni menos que los demás, igual".
No nos puede extrañar esta visión del poder, que sigue dándose en nuestros días: cuando no se puede desarmar políticamente a un hombre con carisma, se le arruina moralmente con este tipo de tretas; la mejor forma de prosperar es desenvolverse en la mediocridad. Aconsejamos ver este film, que nos ofrece una de las dos mejores actuaciones de estos dos grandísimos actores.
La balanza se decantaría hacia un lado u otro según la decisión que adoptara Pompeyo, antiguo socio de César. S.I.Kovaliov, relata cuál fue su actitud: " (...) Pompeyo, apoyado por sus secuaces,obligo a los senadores con abiertas amenazas a aprobar una decisión que establecía que César debía transmitir sus poderes cuanto antes al sucesor nombrado y disolver su ejército, so pena de ser declarado, en caso contrario enemigo de la patria . El veto interpuesto por los tribunos del 49, Marco Antonio y Quinto Casio, partidarios de César, hizo aún más tensa la situación y determinó que el 7 de enero el Senado declarara la República en peligro. Pompeyo fue encargado de reclutar tropas en Italia; Antonio y Casio, que fueron insultados por los soldados de Pompeyo, huyeron a Rávena, junto a César, disfrazados de esclavos.
Estas noticias decidieron de una vez a César, que con la XIII legión y tropas auxiliares pasó el Rubicón, río que marcaba el límite entre su provincia e Italia. Pra un mayor entendimiento de este hecho histórico, es necesario saber que el ejército no era permanente en Roma, y que tras cada campaña militar se disolvía. César tenía una gran confianza en la XIII legión, como sabe cualquier estudioso o simple lector de La Guerra de las Galias.
La mayoría de vosotros conocéis a los autores citados, especialmente a Adrian Goldsworthy, por haberlo trabajado durante el curso anterior; también alguno de vosotros conoce a los demás. Este breve relato nos ayudará a comprender lo que traducimos y si es posible a amar la lengua en que se expresaron sus actores. Como veis incorporamos imágenes icónicas cinematográficas que, en su intento de alcanzar el sueño de Frankenstein y dar de nuevo la vida a personas ya desaparecidas, las recrean desde una perspectiva actual; el hombre, incluso cuando adopta la metodología más científica, no puede hacerlo sin dejar rastros de sí mismo.
En el post anterior vimos como Pompeyo llama a los senadores a una reunión y amonesta a los indecisos. Seguimos recreando con César el ambiente que reinaba en la ciudad, en vísperas de la Guerra Civil, cuyas máximas víctimas fueron la población y el soldado desconocido, como siempre, para mayor gloria de sus protagonistas:
Multi undique ex veteribus Pompeii exercitibus spe premiorum atque ordinum evocantur, multi ex duabus legionibus quae sunt traditae a Caesare arcessuntur. Completur urbs militibus, tribunis, centurionibus, evocatis. Omnes amici consulum, necesarii Pompeii atque ii qui veteres inimicitias cum Caesare gerebant in senatum coguntur. Pollicetur L.Piso censor sese iturum ad Caesarem, item L.Roscius praetor, qui de his rebus eum doceant.
Iulius Caesar. De bello civili.Liber I, III (2-4)
Este texto os va a permitir recrear mentalmente el ambiente de preguerra de la ciudad, y repasar cvuestiones lingüísticas que ya conocéis e incorporar otras nuevas. El texto es muy útil para entender algunos valores del ablativo.
Tengo mucha confianza en vosotros, que muchos os ganastéis a pulso durante el curso anterior.¡Mucha suerte!
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